Cuando los jóvenes de Japón quieren convertirse en luchadores de sumo, pasan por un período de tiempo entrenando, que normalmente dura alrededor de un año, que les fuerza hasta sus límites.
Es una especie de prueba para ver si tienen lo que hace falta para ser un luchador.
Durante ese tiempo no sólo entrenan a diario, sino que hacen también todas las tareas domésticas, las compras, y cocinan para los demás luchadores. Normalmente estos jovenes son sólo adolescentes y esa es la primera vez que están fuera de casa. Se trata de una iniciación dura, y muchos no la pasan. A menudo me pregunto qué sucedería si ocurriera algo similar en un dojo de Karate; ¿seguiría habiendo tantas personas implicadas en el Karate? Tengo mis dudas.
Cuando termina el entrenamiento matutino normal, tradicional en sumo, los jóvenes se someten al “entrenamiento especial”. Habiendo pasado ya dos o tres horas de estiramientos y lucha con sus superiores, se someten a una prueba final en la que deben mostrar hasta la última gota de determinación que poseen.
Una y otra vez, incontables veces, el luchador novato, conocido como Jonokuchi, debe atacar a sus superiores con espíritu. Cada vez que ataca es lanzado indefectiblemente al suelo, y cada vez ha de levantarse y volver a atacar, sin mostrar signos de debilidad o rendición.
Pero no hay una actitud agresiva en esto, nadie intenta desarrollar eso. Lo que se está desgranando con este tipo de entrenamiento es la capacidad del joven para seguir adelante, profundizar, y dejar de buscar excusas.
Hoy, Jonokuchi, además de señalar el rango más bajo de los luchadores de sumo, se usa en Japón como expresión para indicar “Esto es sólo el principio”. Por desgracia, esta es una expresión con la que la mayoría de estudiantes de Karate no están familiarizados.
Pero no debería de ser así, y de hecho no lo es en los dojo más tradicionales del mundo. El entrenamiento de Karate debería ser exigente, el progreso duro de conseguir, y el éxito debería de ser difícil. Por mucho que el joven luchador de sumo piense que su entrenamiento es insoportable, está rodeado de luchadores cuya sola presencia prueba que no lo es; ya que todos ellos alguna vez pasaron por lo mismo.
El Karate no es diferente en esto. Así que, en lugar de pensar que el cinturón negro es el resultado final, creo que es mejor si todos recordamos que en realidad es sólo el principio.
Miyagi sensei no daba grados; nunca concedió un cinturón negro a ninguno de sus estudiantes, y, hasta donde yo sé, él mismo tampoco recibió nunca un grado dan.
Hasta donde llegan mis conocimientos, su único título oficial fue el de Kyoshi, que significa “instructor experto”, concedido por la Dai Nippon Butokukai de Japón.
Su estudio de las artes marciales y su formulación del entrenamiento que hoy llamamos Goju-ryu fue sólo el comienzo.
Creo que corresponde a aquellos que reivindican su legado desarrollar lo que él comenzó; ya que obrar de otra manera sería ver todo su duro trabajo desperdiciado.
Fuente:
“Jonokuchi – This is only the Begining”
Traducción al castellano: Juan Luis Cadenas de Llano Bajo [Con la autorización de Michael Clarke]
Junokuchi
Esto es solo el principio
Karate do Shitokai
Sanseijuku
Fundado el 18 de Octubre de 1988
Chihuahua, Chih. México.